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Recordando...

A lo largo del siglo XX y en los comienzos del XXI han ido desapareciendo diversas salas que resultaron emblemáticas para nuestra ciudad y que a su vez, limitan el acceso a las proyecciones en la gran pantalla. Entre los más significativos podemos señalas los siguientes:

Hernán Cortés

 

El Cine Hernán Cortés nació dentro de un faraónico proyecto empresarial dirigido por José Juan Suárez y Cipriano Ojeda. En 1949 los dos empresarios solicitaron un permiso para edificar un inmueble, en la esquina de las calles Fernández Vallín y Padilla, que contuviese un cine, varios despachos, salón de fiestas y 90 habitaciones de hotel. Fue inaugurado el 6 de abril de 1958 con el estreno, en technicolor y cinemascope, de la película Fantasía, de Walt Disney. Años más tarde, el 4 de diciembre de 1964, tuvo lugar otro importante estreno. Se trataba de Jandro, película rodada en Asturias por Julio Coll. Para esta ocasión se exhibió en el hall de entrada la maqueta de una mina y se contó con la presencia en el patio de butacas de su protagonista, el actor gijonés Arturo Fernández. Cerró sus puertas definitivamente el 31 de marzo de 1994 con la proyección de la película El jardín secreto, del asturiano Carlos Suárez. En sus instalaciones podemos encontrar hoy el Casino de Asturias, que alberga el Centro de Interpretación del Cine de Asturias.

 

Albéniz y Arango

 

De los mismos arquitectos fueron también el Cine Arango y el Cine Albéniz, inaugurados los dos en 1951. El Cine Arango, que en principio recibió el genérico nombre de X, fue construido con materiales incombustibles y su interior revestido de corcho, para evitar que el sonido se transmitiese a la sala contigua, el Albéniz, entonces aún sin bautizar y denominado tan sólo Cine Y. Los dos cines desaparecieron en los años 90. El Arango cuenta con el honor de ser el último gran cine gijonés en cerrar sus puertas, el 30 de diciembre de 1999 emite la última película, Astérix contra el imperio del César. En la actualidad, el Albéniz ha recuperado su marchamo de local de entretenimiento como discoteca y sala de conciertos, mientras que el Arango albergo una clínica médica.

 

Los cines Arango, al principio eran un teatro, pero luego se abrió como cine. Finalmente cerró en 1999, y ahora es una clínica de estética y belleza situada en una bocacalle cerca del hotel de Begoña

                                                

Jovellanos

 

La primera proyección de cine en Gijón fue un 12 de agosto de 1896 en el antiguo Teatro Jovellanos, que actualmente es la biblioteca pública que también lleva el nombre del ilustrado gijonés. Una placa en la entrada del edificio nos recuerda este hecho. Posteriormente se proyectaron con un cinematógrafo Lumière las primeras películas grabadas en Gijón: Vista de un rompeolas, tomada desde el cerro de Santa Catalina, y Vista del Campo Valdés, tomada a la salida de la iglesia de San Pedro. Con las proyecciones convertidas ya en una tradición, en agosto del año 1900 se instalan en Gijón cinematógrafos en barracas.

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CINE ROXY

El  cine ROXY  mudó su nombre en cine Roma, por aquella ley franquista, que prohibía los nombres extranjeros.

Diario La Prensa del miércoles 25 de octubre de 1933.

El cine Roxy. Queda inaugurado brillantemente.


Ayer quedó inaugurado brillantemente el cine Roxy, que con tanto lujo y comodidades para el público acaba de construirse en la calle de Pi y Margall, concurriendo tanto a la sección de la tarde como a la de la noche, numeroso público, que elogió con entusiasmo el gran acierto de la instalación, qué es magnífica, así como el espléndido aparato sonoro de que está dotado y el cual permitirá apreciar en todo su valor cuantas películas allí se exhiban.


Para su inauguración que puede decirse que constituyó un éxito y augurio de que el cine Roxy continuará viéndose favorecido diariamente por el público gijonés, escogió la empresa la extraordinaria superproducción, una película que la numerosa concurrencia presenció con deleite, por tratarse de una verdadera joya del cine y la más apropiada para un acontecimiento como este, de la inauguración de un salón cinematográfico.

«NOCHE DE GRAN CIUDAD» (Les Mirages de París), una comedia musical, interpretada por Jacqueline Francell y Roger Tréville.


La historia es la de una muchacha de provincias que, ilusionada por el brillo de las «vedettes», parte a la conquista de París. En París, naturalmente, se le burlan aparatosamente. En un café traba conocimiento con una supuesta celebridad del arte teatral, y en ella confía su porvenir.


Por ventura, se trata de un muchacho que es todo un caballero, que por una serie de incidentes graciosos sigue siendo ante los ojos de nuestra colegiala el artista célebre en quien confió.

 Fue Juan Manuel del Busto González el autor del proyecto del cine Roxy (1932) y nos cuenta Héctor Blanco, (en el libro Juan Manuel del Busto González, vida y obra de un arquitecto), que la actividad de Busto Arquitectos fue esencial en el apartado de la arquitectura del ocio gijonés. Dotó a la ciudad de una serie de espacios que adquirirán para varias generaciones especial carga sentimental. Los cines Natahoyo (1931), Avenida (1934), María Cristina (1938), Arango y Albéniz (1948), hoy todos ellos desaparecidos como tales, supusieron en su momento auténticos hitos urbanos y constituyen, en todo o en parte, ejemplos de la mejor arquitectura cinematográfica realizada en Asturias. De entre todos el que contó con una mayor carga escenográfica fue el Roxy, en sí una intervención de escasa envergadura -la sala contaba con solo doscientas localidades-, pero en la que mejor se amortizaron los recursos estéticos del art déco aplicados en una fachada-telón que suponía un auténtico homenaje a la propia proyección cinematográfica.

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El Teatro-Circo Obdulia, más tarde llamado Cine Los Campos Elíseos

 Se cumplen 54 años desde el que el Cine Campos Elíseos cerrase sus puertas definitivamente. Año y medio después sería demolido para dar paso a un gran edificio de viviendas. Pero este cine dejó su impronta en la historia gijonesa, pues fueron muchísimos los ciudadanos que lo pudieron disfrutar y llegó a transmitir su nombre a la zona de La Arena en la que se ubicó. La antaño conocida como área de La Florida, quedará bautizada para siempre como Los Campos gracias a él. Incluso, un colegio lleva su nombre.

Todo comenzó en 1873, cuando el Ayuntamiento presidido por Eladio Carreño Valdés otorgó una concesión por 99 años a Antonio San Pedro, Florencio Valdés y Ángel Rendueles para la realización de espectáculos. Era un terreno de 500.000 pies cuadrados de extensión y las obras se presupuestaban en 500.000 pesetas.

Uno de los artífices del proyecto arquitectónico fue Juan Díaz, que rechazó percibir compensación económica alguna por el trabajo. Los propietarios decidieron llamar al edificio con el nombre de la hija de Díaz. Nacía el Teatro-Circo Obdulia. Su inauguración tuvo lugar el 13 de agosto de 1876, con un espectáculo ecuestre, y al junio siguiente, con el inicio de las representaciones teatrales, acudieron personalidades como la Infanta Isabel.

Al inicio de la década de 1930, se hizo cargo del local el empresario Isaac Fraga Penedo, quien potenció las instalaciones ya como Cine Campos Elíseos. Y es que la relación del local, que era capaz de albergar a 3.500 personas, con el mundo del celuloide comenzó muy pronto. Concebido como circo y teatro, en 1899 albergaba una de las cuatro exposiciones regionales que acogió y ya se proyectó la primera película, realizada por el gijonés Arturo Truán y Vaamonde. En 1925 se proyectó también el largometraje 'Asturias' y en los años 1930, con la implantación de las películas sonoras, pasaría a denominarse de forma definitiva Cine Campos Elíseos.

Pero por sus tablas pasaron mucho más que películas, obras de teatro o atracciones circenses. El congreso de la CNT de 1937, el homenaje a Melquiades Álvarez y numerosos mítines y actos políticos congregaron a cientos de gijoneses que tenían al cine como uno de sus puntos de encuentro más importantes.

Arquitectónicamente, se trataba de una estructura circular que determinaba también el trazado anular del escenario y las localidades del público. Contaba con 680 butacas, 45 palcos y 1.200 asientos de galería y paseo, llamados coloquialmente 'el gallineru', que no estaban numerados, por lo que era preciso llegar con tiempo para encontrar un sitio que permitiera eludir las columnas.

En 1963 el Ayuntamiento decretó el cierre del cine, cuando tenía una plantilla de más de 30 personas, a las que hubo que indemnizar con 15.000 pesetas. En el cierre pudo influir que en la parte posterior hubiera un cuartel de la Guardia Civil, en el que había un importante polvorín. Algunas de las figuras que adornaban el inmueble aún se pueden ver en Las Mestas y en el parque de Isabel la Católica.

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Cines Goya

Nació con nombre palaciego y murió entre ratas y juzgados, pero entre una y otra fecha habían transcurrido 71 años, la edad estadística de vejez y a seis años vista de la referencia jubilar, todavía, de los 65 años. Poco más de siete décadas en las que el cine Goya pasó por casi todos los estadios cinematográficos posibles, excepto por el de sala de estreno, si bien lo hizo con un éxito desigual. Lo cierto, no obstante, es que la imagen que queda de las largas percepciones de tiempo suele ser la del final y, en este caso, al viejo Goya Cinema no le favorece, empequeñeciendo una trayectoria de la que ya sólo guardan recuerdo unas pocas generaciones. Las que ya eran adultas cuando cerró, en 1981, con el sello de ‘cine S’ y unas instalaciones insalubres. Empezó bien, siendo concebido como el primer edificio de Gijón construido específicamente para albergar un cine. Corría el año 1981. Concretamente, el 4 de marzo. En 1987 el viejo Goya Cinema fue derruido para levantar el Hotel Begoña. Dicen quienes vivieron los estertores de la pequeña sala que tuvo peor vejez que muerte.

                                                                               

Cines Robledo

Fue construido en la calle corrida. Recibió su nombre del segundo apellido del promotor Emilio Fernández Robledo. En 1916, Manuel Busto, arquitecto de la mayor parte de los grandes cines gijoneses, construye el cine Robledo. El proyecto buscaba dignificar este tipo de salas, por lo que se edificó un inmueble que se aproximase, en lo arquitectónico, a los teatros. Otra de las características del proyecto original fue la monumentalidad, ya que la intención del arquitecto era crear un espacio con capacidad para 1.000 espectadores. Por culpa de los altos precios de los materiales las dimensiones del cine fueron reducidas.  El cine Robledo se inauguró el día 2 de mayo de 1917 y dio su última función el 17 de junio de 1991. Desapareció en el año 1992. Se mantuvo la fachada y se reconvirtió en viviendas, instalándose en sus bajos un restaurante de comida rápida.

 

CINES CENTRO

 

Más recientemente y aún con la idea de que aparezca un posible comprador que se haga cargo de revivirlos cerraron los cines Centro, la única sala que se conservaba en el casco urbano y que permitía no tener que desplazarse del núcleo de la ciudad. Situados en el Mercado de San Agustín, disponían de cinco salas y 1750 butacas.

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http://www.elcomercio.es/gijon/201507/10/cierran-ultimos-cines-centro-20150710004402-v.html

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En los siguientes enlaces se ofrece una interesante retrospectiva de gran parte de los cines que hemos ido perdiendo por el camino. ¡Recomendamos su lectura!

 

http://asturmix.elcomercio.es/gijon-los-cines-que-se-llevo-el-siglo/

 

http://www.gijon.info/page/5327-para-ver-cine-en-gijon

 

https://www.facebook.com/Cines-antiguos-de-Gij%C3%B3n-171002266380949/

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