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trastornos alimenticios:

la bulimia y la anorexia

Trabajo realizado por alumnos de 2ºy 3ºPMAR (PROFESORA: Guadalupe Fernández Brea)

En nuestro texto hablaremos sobre la anorexia y la bulimia, sus síntomas, causas, complicaciones y algunos tratamientos para estos trastornos alimenticios.  

El término anorexia tiene su origen en el la lengua griega y está formada por dos vocablos: a/an (una negación) y orégo (“apetecer”).   

La anorexia es un trastorno de la alimentación en el que la persona tiende a mantenerse con el peso corporal mínimo. A la vez, también es un problema psicológico, es la pérdida de apetito para perder peso rápidamente a través de la restricción del consumo de alimentos. Las personas que padecen anorexia sienten miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada de las dimensiones y formas de su cuerpo.  

El deseo de perder peso es la consecuencia de un fracaso o siguiendo el consejo de una amiga. Se ponen a dieta y se convierten en grandes expertas en el mundo de la dietética.  

Aunque tenga hambre es tal el miedo a dejarse llevar que siente la necesidad de reducir sus efectos y evitar el aumento de peso bebiendo mucha agua, utilizando laxantes o realizando una actividad física exagerada.  

A nivel psicológico aparecen síntomas de depresión, cambios de carácter y distorsión en la imagen corporal que suele ir acompañada de una negación del problema. Siguen viéndose gordas a pesar de estar muy delgadas o siguen estricto control que ejercen sobre él, sin gustarse.  

De esta forma, la persona llega al borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su propio cuerpo, obsesión similar a una adicción.  

Se desconoce la causa exacta de la anorexia. Igual que muchas enfermedades, probablemente sea una combinación de factores biológicos, psicológicos y del entorno. Aunque no está claro qué genes están involucrados, podría haber cambios genéticos que hacen que algunas personas presenten un mayor riesgo de padecer anorexia. Algunas personas pueden tener una tendencia genética al perfeccionismo, la sensibilidad y la perseverancia, muy vinculadas a la anorexia. Los factores psicológicos están relacionados con rasgos de personalidad obsesiva compulsiva que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer aunque tengan hambre. Es posible que tengan una tendencia extrema al perfeccionismo, lo que hace que piensen que nunca están lo suficientemente delgadas. Además, pueden tener niveles altos de ansiedad y restringir su alimentación para reducirla. La cultura occidental moderna resalta la delgadez. El éxito y la valoración suelen estar equiparados con la delgadez. La presión de grupo puede ayudar a fomentar el deseo de estar delgado, especialmente en las mujeres jóvenes  

Los signos y síntomas físicos de la anorexia pueden ser muchos, y podemos destacar principalmente la pérdida de peso excesiva, un aspecto delgado, fatiga, insomnio, mareos y desmayos, pigmentación azulada de los dedos de la mano, cabello fino o quebradizo, o pérdida de cabello, vello suave como pelusa que cubre el cuerpo, ausencia de menstruación, estreñimiento y dolor abdominal, piel seca o amarillenta, intolerancia al frío, ritmo cardíaco irregular, presión arterial baja, deshidratación, hinchazón de los brazos o las piernas, erosión y callosidades en los nudillos por la provocación de vómitos  

Los síntomas emocionales y conductuales pueden incluir intentos de bajar de peso de las siguientes maneras: restringir estrictamente la ingesta de alimentos mediante las dietas o el ayuno, hacer ejercicio de forma excesiva, darse atracones y provocarse vómitos para eliminar los alimentos, lo que puede incluir el uso de laxantes, enemas, suplementos dietarios o productos de herbolarios, cocinar comidas elaboradas para los demás, pero no comerlas, saltar comidas o no comer con frecuencia, negar el hambre o poner excusas para no comer, comer solo unos pocos alimentos «seguros», por lo general, con bajo contenido de grasas y calorías, escupir la comida después de masticarla, no querer comer en público, mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió, sentir temor a aumentar de peso, y pesarse o medirse el cuerpo repetidas veces, mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben, quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son gordas, cubrirse con capas de ropa, retraimiento social, irritabilidad, insomnio, disminución del interés en las relaciones sexuales  

La anorexia es más frecuente en niñas y en mujeres. Sin embargo, cada vez más, los niños y los hombres presentan trastornos de la alimentación, que, posiblemente, están relacionados con el aumento de las presiones sociales.  

La anorexia también es más frecuente en adolescentes. De todas maneras, este trastorno de la alimentación puede presentarse en personas de cualquier edad, si bien es poco frecuente en mayores de 40. Los adolescentes pueden presentar un riesgo mayor debido a todos los cambios corporales que atraviesan en la pubertad. También es posible que enfrenten mayor presión de grupo y que sean más sensibles a las críticas o incluso a comentarios casuales sobre el peso o la figura.  

Ciertos factores aumentan el riesgo de sufrir anorexia, por ejemplo, aquellos que tienen un familiar de primer grado (padre, hermano o hijo) que haya padecido el trastorno presentan un riesgo mucho mayor de tener anorexia. Estar a dieta es un factor de riesgo de padecer un trastorno de la alimentación. Existen pruebas de que muchos de los síntomas de la anorexia, en realidad, son síntomas de hambre. El hambre afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de ánimo y la reducción del apetito. Pueden aumentar el riesgo de anorexia acontecimientos como cambiar de escuela, casa o trabajo, cortar una relación o la muerte o enfermedad de un ser querido.  

La anorexia puede tener muchas complicaciones. En su forma más grave, puede ser mortal. La muerte puede ocurrir de manera repentina, incluso cuando una persona no está excesivamente delgada. Puede ser resultado de ritmos cardíacos anormales (arritmias) o de un desequilibrio de los electrolitos (minerales como el sodio, el potasio y el calcio que mantienen el equilibrio de los líquidos en el cuerpo).  

Si una persona anoréxica está en estado de desnutrición grave, todos los órganos del cuerpo pueden sufrir daños, incluido el cerebro, el corazón y los riñones. Es posible que este daño sea irreversible, incluso cuando la anorexia está bajo control.  

Además de un sinnúmero de complicaciones físicas, las personas con anorexia también suelen tener otros trastornos de salud mental: depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo, trastornos de la personalidad, trastornos obsesivos compulsivos, consumo indebido de alcohol y sustancias, autolesiones, pensamientos suicidas o intentos de suicidio  

No hay nada que garantice la prevención de la anorexia nerviosa. Los médicos de cabecera en sus consultas médicas de rutina, pueden hacer preguntas acerca de los hábitos alimentarios.  

Si se nota que un familiar o amigo tiene baja autoestima, hace una dieta demasiado estricta y está insatisfecho con su aspecto, debe considerarse la posibilidad de hablar con él o ella acerca de estos problemas. Si bien puede que no seamos capaces de evitar que manifiesten un trastorno de la alimentación, podemos hablarles sobre conductas más saludables u opciones de tratamiento.  

La bulimia es una palabra de origen latino (bÅ«lÄ«mia), que a su vez deriva del griego. Se refiere a alguien que siente un deseo exagerado de comer, sin que logre saciar su apetito. La persona que sufre de bulimia come de manera compulsiva, dándose grandes atracones. Tras esta conducta se siente culpable y por eso es habitual que a las comidas compulsivas le sigan etapas donde el paciente se niega a ingerir alimentos o realiza ayunos.  

Aunque el tipo de comida que se consume en los atracones suele ser variado, los bulímicos tienen tendencia a optar por los dulces y los alimentos con gran cantidad de calorías. Las personas con este trastorno sienten vergüenza por su conducta e intentan esconder u ocultar los síntomas.  

Los afectados por la bulimia también desarrollan conductas que intentan compensar los atracones pero que resultan muy dañinas. De esta manera, pueden provocarse un vómito después de cada comida para expulsar los alimentos y así no subir de peso. Al vomitar, el bulímico ya no siente un malestar ni miedo a engordar, y vuelve a comer nuevamente y a que el ciclo se reinicie.  

En estos momentos, este trastorno alimenticio se ha convertido en uno de los grandes males para muchas mujeres, y también para hombres aunque en menor medida.  

Las causas de la bulimia al igual que la anorexia pueden ser básicamente de tres tipos: biológicas, psicológicas y sociales. Al igual que la anorexia como causas biológicas aparecen la predisposición genética, los desórdenes hormonales o bien el que una persona que sufra sobrepeso se someta a dietas estrictas que lo único que hacen es crearle mucha mayor ansiedad.  

Desde el punto de vista psicológico las causas más frecuentes que hacen que una persona sufra bulimia son los problemas afectivos que puedan existir en el entorno, el estar pasando una depresión, la presión que se puede llegar a sentir por estar físicamente perfecta o el menosprecio que sienta tanto por parte del entorno como por sí misma.  

Los hechos que pueden llevar a alguien a padecer dicho trastorno alimenticio son el asociar delgadez con éxito y fama, la necesidad de sentirse querida y admirada por quienes le rodean o el deseo de integrarse y formar parte de un grupo.  

Entre los efectos directos e indirectos de la bulimia, se encuentran la deshidratación, la aparición de caries dentales, los cambios en el ciclo menstrual y la caída de cabello.  

Los síntomas más destacados de la bulimia son: episodios recurrentes de ingesta voraz, (al menos 2 semanales durante 3 meses), vómitos autoprovocados, uso de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos, ejercicio físico excesivo, preocupación constante por la comida, con episodios de polifagia durante los cuales consumen gran cantidad de alimentos en períodos cortos de tiempo, vómitos autoprovocados, utilización de laxantes, periodos intermitentes de ayuno  

Los dos tratamientos más frecuentes para tratar la bulimia son la psicoterapia y los fármacos, un trastorno que en muchas ocasiones suele confundirse con la anorexia.   

Hay que destacar que mientras la bulimia se manifiesta por una manera desmesurada de comer, la anorexia se define porque es la falta anormal de ganas de alimentarse. 

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